La semana laboral de cuatro días afronta en 2023 un año clave para su futuro. El inicio de los programas piloto marcará el devenir de su éxito e implantación.
Como cada año, las medidas fiscales y laborales más importantes recogen el testigo de su ejercicio predecesor para impulsar el desarrollo de las empresas.
Los datos publicados por el Banco de España vuelven a dar fe del impacto de la subida de precios, a tenor de los créditos concedidos por entidades financieras.
Con el nuevo entorno para la financiación de fusiones y adquisiciones (M&A), el valor de las compras de activos ha ascendido unos 50.000 millones este año en España.
Las empresas españolas se muestran más optimistas que la media europea y zona euro en lo que se refiere a la evolución de su actividad de cara al año que entra.
Muchas firmas han recuperado niveles de facturación previos a la pandemia pero prevén que las ventas y el empleo se resientan, coincidiendo con la desaceleración.
La nueva norma, ya en vigor, plantea beneficios fiscales para extranjeros y para el talento que se marchó y quiere volver, siempre que se integran en empresas emergentes.
La psicología laboral se encarga del estudio de los procesos psicológicos y conductuales en el contexto de una empresa. Analizamos sus características.
En un año marcado por la tendencia inflacionista, las empresas de la zona euro afrontan con cierta garantía el final de un ejercicio que ha traído algo de respiro.
Con un presupuesto de 10 millones de euros, el proyecto piloto de la semana laboral de cuatro días verá por fin la luz antes de fin de año tras una larga espera.
El Gobierno quiere seguir salvaguardando a empresas estratégicas del país del oportunismo inversor extranjero, desde que se implantó la normativa en 2020.
A expensas de la aprobación definitiva de la esperada Ley de familias, esta se ha visto expuesto a un nuevo retraso desde que se impulsara hace ya un año.
No hace mucho tiempo, la ciberseguridad ocupaba un primer plano a la hora de incentivar los gastos de compañías en actualizar sus sistemas informáticos.
Al margen de la participación en compromisos de la Agenda 2030 para reducir emisiones, las empresas públicas están volcándose su estrategia sostenible.