La semana laboral de cuatro días afronta en 2023 un año clave para su futuro. El inicio de los programas piloto que acogerán cerca de 70 empresas en España marcará el devenir de su éxito e implantación en lo sucesivo.
Si nos atenemos al estudio publicado recientemente por la organización global Four Day Work Week que analiza algunas de las pruebas realizadas en otros países, las conclusiones son más que positivas, tanto para trabajadores como para compañías.
Sobre todo, para aquellas pequeñas empresas en las que esta metodología puede suponer una apuesta para fidelizar a sus profesionales, aumentar ingresos y lo que es más importante; contar con una herramienta muy atractiva para competir mejor con las firmas más grandes.
Mayor competitividad para las pequeñas empresas
Cada vez más empresas deciden testear la semana laboral de cuatro días. En este sentido, el informe de la organización realizado por investigadores del Boston College, University College de Dublín y de la Universidad de Cambridge, aseguran que los asalariados acogidos a esta reducción de jornada mejoraron su calidad de vida.
Porque eso sí, a las medidas organizativas y de formación a las que deben someterse las empresas que pongan en marcha este proyecto, se suma entre otros requisitos, la obligatoriedad de reducir la jornada laboral, al menos, en un 10%.
Un hecho, que para este movimiento no supone ningún hándicap ya que la mayor competitividad que presupone en las pequeñas empresas repercute directamente en una ventaja a la hora de contratar personal y, por ende, “robar talento” a otras compañías.
Y es que, la estrategia refrendada por el Ministerio de Industria y Comercio es la de mantener el plan durante dos años, sin reducir el salario de sus empleados. Otro de los síntomas con los que terminar de convencer a esos empleados indecisos o tentados por salarios más altos.
Además, la posibilidad en muchas empresas de combinar un trabajo más reducido en horas con el teletrabajo, hace mucho más accesible una opción que permite conciliar el doble con tu vida privada, exenta de tantas reuniones innecesarias.
Las ayudas, un empujón definitivo
Ya comentábamos en otras ocasiones que, para impulsar la prueba, el Gobierno ha previsto ayudas directas temporales por los costes asumidos por la empresa como consecuencia de la reducción de la jornada y de implementación de nuevas fórmulas organizativas y la formación.
De hecho, el Ministerio de Industria y Comercio se comprometía el mes pasado a aportar 150.000 euros a las pymes que reduzcan un mínimo del 10% su jornada laboral durante, por lo menos, dos años, sin perjuicio salarial.
Bajo la contrastada fórmula 100-80-100 (salario, tiempo y productividad) se asientan las claves de un trabajo mejor y de calidad. Otra cosa es que se cumpla porque, aunque mejorar la vida de los trabajadores es el fin último de la capacidad de éxito de una empresa con rentabilidad futura, el pesimismo por abanderar una idea tan rompedora aún sigue vigente.