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La ola de calor en Canadá y el objetivo de las renovables

Ola de calor

Canadá vive desde hace unos días una ola de calor sin precedentes con temperaturas que superan los 50º y que ya se ha cobrado la vida de más de 200 personas. Y lo peor es que no se trata de un hecho aislado, sino que es solo un ejemplo más de la destrucción del planeta y su reacción en forma de altas temperaturas, sequías o desaparición de glaciares.

Este artículo no pretende recordar todas las catástrofes que se suceden en el mundo por efecto del cambio climático. Afortunadamente, el trabajo de distintas asociaciones y ONGS’s o activistas medioambientes como la adolescente sueca Greta Thunberg, llevan mucho tiempo poniendo el grito en el cielo y creando conciencia social sobre la necesidad de revertir la situación actual antes que sea demasiado tarde. “No hay planeta B”, es un lema que se hizo viral a raíz de las distintas manifestaciones en todo el mundo por el calentamiento global.

Pero no solo eso. En el plano empresarial, hay compañías ecológicas que han optado por diferenciarse en el mercado desde su compromiso con la naturaleza y el medio ambiente. También hemos destacado en anteriores publicaciones la oportunidad laboral derivada de esta transición hacia una economía verde por el auge de los “green jobs” o empleos verdes y su demanda en un futuro no muy lejano.

La oportunidad de las renovables

Ante este escenario, ¿qué lugar ocupan las energías renovables? ¿Pueden ser la solución para detener, o al menos, mitigar los efectos devastadores que nuestro actual sistema de producción y consumo de energía tiene sobre el medio ambiente?

Recientemente, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a José María González Moya, director general de APPA Renovables, quien nos recuerda los objetivos que existen en Europa y en nuestro país en materia de descarbonización y penetración de renovables y nos hace reflexionar sobre el papel que jugamos como consumidores de energía en este contexto de crisis medioambiental.

Objetivos ambiciosos, pero alcanzables

“La única solución que tenemos de cara al futuro en materia de energía son las renovables”, así de tajante se muestra el experto cuando le preguntamos sobre la transición hacia un cambio de modelo ecológico y sostenible liderado por la penetración de las renovables y los objetivos marcados tanto a nivel nacional como europeo. En este sentido, el Gobierno español ha hecho bandera dentro de su Plan General de la transición energética y ecológica dando importantes pasos legislativos con este fin: derogación del Impuesto al sol, ayudas al coche eléctrico, partida específica dentro del Plan de Recuperación para proyectos de energías renovables innovadoras, primera Ley del Cambio Climático, etc.

La Comisión europea ha establecido los objetivos de descarbonización para 2050 en el 55%. Para alcanzar esos objetivos de reducción de emisiones de efecto invernadero se necesita desarrollar las renovables.

Hoy en día, el objetivo de penetración de renovables en Europa se sitúa en el 40%. En el caso de España, el objetivo es ir un paso más allá, hasta alcanzar un 42% de consumo global de energías renovables en 2030. “La tasa actual es del 20%, lo que supondría duplicar lo que tenemos ahora”, recalca González Moya. Otro objetivo que tenemos a nivel nacional es que, para 2030, el 75% de la electricidad que consumamos sea de origen renovable. Para González Moya, si bien son objetivos ambiciosos, son alcanzables. “Hay voluntad, tecnología e inversión para hacerlo”, afirma el experto.

Y añade: “España dispone de recursos naturales (agua, viento, sol) que no hemos sabido aprovechar suficientemente. Tradicionalmente, hemos sido importadores de energía por carecer materias primas como gas, petróleo… El 80% de la energía que consumimos la tenemos que traer de fuera, aun teniendo fuentes naturales como el agua, el sol y el viento. España debe luchar contra la dependencia energética, esa es la clave”.

El reto de la economía circular

Tenemos que cuidar nuestro entorno y reutilizar y abandonar todo tipo de productos que sean de un solo uso. En esta materia, el Gobierno ha impulsado una nueva Ley de residuos para cumplir con la normativa europea y a la vez reducir el uso de los plásticos. A veces se trata de realizar acciones individuales, como no usar bolsas de plástico para ir a la compra, sino de tela, o incluso tener un conocimiento sobre formas de generar energía con elementos cotidianos. González Moya pone de ejemplo un proyecto sobre los posos del café, consistente en transformarlo y convertirlo en energía, en este caso, un bien combustible para el coche.

Otro elemento a mejorar es que en España enviamos muchas materias desechables a vertederos. Y esto hay que valorizarlo para producir energía. Además, es necesario imponer ciertas obligaciones. En este sentido, señala el experto que “estamos lejos de otros países europeos en los que existen ciertas obligaciones en materia de reutilización… Sin olvidar el tema de la cultura. En España no existe cultura de la reutilización y de la economía circular y eso es un reto que tenemos por delante”, sostiene.

La revolución del autoconsumo

Podríamos decir que hasta ahora hemos sido consumidores pasivos de energía. Sin embargo, estamos asistiendo a una auténtica revolución a nivel nacional y europeo poniendo al consumidor en el centro del sistema. “Ahora somos capaces de generar nuestra propia energía, incluso venderla o cederla, convirtiéndonos en consumidores activos”, apunta G. Moya. Esto ha venido de la mano de la competitividad de las renovables.

Además, se trata de una solución muy rentable. “Tienes que hacer un desembolso inicial pero lo que te ahorras en 10 años lo recuperas, seguro”, afirma. Además, ahora existen muchas ayudas públicas a nivel municipal y autonómico de impulso al autoconsumo.  “Pero, más allá de los criterios económicos, estamos hablando de sostenibilidad, cuidado, eficiencia y conciencia social”, concluye el experto.

En definitiva, estamos como país en un escenario propicio para despuntar en materia de producción y consumo de renovables que debemos aprovechar, ahora más que nunca por la coyuntura actual (planes de recuperación, inversión y concienciación), y todo ello para procurar la salud de nuestro planeta y de las generaciones venideras.