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El fin de los coches de combustión: ¿cómo afectará a España?

Fin coches combustión España

Ya es una realidad. Y mucho más próxima de lo que pensamos. El Parlamento Europeo ha zanjado el debate sobre los coches con motor de combustión al prohibir de forma oficial su venta a partir de 2035.

Así pues, se prohíbe la venta de vehículos diésel y gasolina, dando prioridad absoluta a los coches eléctricos cuya autonomía se lleva trabajando los últimos años, sobre todo para ratificar la normativa europea que quiere reducir a la mitad las emisiones de coches y furgonetas para ese año.

Nos preguntamos de qué manera va a afectar esta decisión a corto y largo plazo a nuestro país, cuyas ventas de coches eléctricos esta muy por debajo de la media europea en estos momentos.

Sólo un 5% de ventas de coches eléctricos en 2022

Según los datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (ACEA), España es uno de los países de Europa donde menos coches eléctricos se venden. Una situación casi igual de llamativa en el caso de los modelos híbridos, ya que, entre unos y otros apenas llegan al 10% de los coches vendidos en 2022, muy lejos de países de nuestro entorno como Portugal o Francia.

De hecho, la producción de coches 100% eléctrico cerró 2022 con un total de 127.000 ensamblajes, lo que se traduce en tan sólo un 5% de los 2,2 millones de unidades que se produjeron en las fábricas españolas.

Desde la fecha de entrada en vigor de la normativa, todos los coches matriculados en Europa tendrán que ser de cero emisiones. Una decisión que, con los datos en la mano, supone una lista de problema para nuestro país.

Los contratiempos son varios. A parte de que la venta de coches eléctricos está muy por debajo de la media europea, hay pocos cargadores disponibles en el país, según alerta la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).

Pero no solo eso, ya que la calidad de los cargadores y sus baterías también influye. Si tenemos en cuenta que, para cargar un coche, la relación de capacidad de carga y la energía que se requiere van estrictamente relacionados, lo que supone un mayor tiempo y gasto, con el incremento del precio de la electricidad al alza.

Además, en España aún existen muchos coches con más de 20 años en circulación, lo que influye tanto en la contaminación como en el tema de la seguridad. Todo ello ha complicado la autonomía y el uso de los eléctricos en viajes largos, lo que ha hecho mella a la hora de poder venderse más unidades.

Brotes verdes

La UE está empeñada en reducir sus emisiones en un 55% para 2030 y el transporte es uno de los factores clave, ya que genera un tercio de las emisiones de gases invernadero en nuestro territorio.

Para velar por su cumplimento, desde Bruselas se monitorizarán los progresos del sector y en 2026 se hará una evaluación, en la que tendrá en cuenta los avances tecnológicos a disposición de los fabricantes de vehículos. Unas acciones que desde España se veían hace años con cierto optimismo pero que, con el tiempo, se han convertido en urgentes.

Por el momento, el objetivo es reducir un 55% el CO2 para automóviles nuevos y del 50% para furgonetas en 2030. El Ejecutivo europeo quiere elevar ese porcentaje al 100% para 2035 y, en caso de ser necesario, ajustará los hitos marcados para cumplir con sus objetivos climáticos.

En nuestro país, cabe destacar que, a pesar de que se ha vendido un porcentaje mínimo de coches eléctricos, las ventas van aumentando poco a poco, pero no con la rapidez que se desearía.

En este sentido, desde ANFAC han pedido al Gobierno que el endurecimiento de las exigencias medioambientales vaya acompañado de ayudas que permitan a los fabricantes adaptarse a la nueva normativa. Y es que la industria está comprometida con la descarbonización del sector, pero su éxito depende de muchos factores.