La matriculación del coche eléctrico no para de crecer. En España, algo más lento que en el resto de Europa, aunque, la seguridad es mayor a la hora de contratar nuevos vehículos eléctricos e híbridos enchufables. Sobre todo, en lo que se refiere a las baterías que les van a suministrar la energía.
Las medidas que se están implantando en los demás países para un correcto reciclado de estas baterías tiene que ver con el avance imparable de la movilidad eléctrica, ya que se debe tener en cuenta qué pasa con estos vehículos al final de su vida útil.
¿Se pueden reciclar las baterías eléctricas?
Actualmente, cuando un coche tradicional queda inservible y se entrega en el desguace, es posible reutilizar hasta el 95% de sus residuos, ya que existe un proceso estandarizado para la extracción de las materias primas. Pero hay una variación insalvable: la batería del vehículo.
En un proceso sostenible, antes de destruir la batería para transformar sus elementos en materias primas puras, se debe tratar de darle una segunda vida; ya que esta aún puede servir para abastecer de energía a otros elementos más pequeños como farolas o semáforos, por ejemplo.
Las baterías eléctricas promueven grandes ejemplos de reutilización. Empresas de automoción como Audi, Renault o Nissan las utilizan para mover pequeñas unidades de transporte que circulan dentro de sus fábricas, aunque también pueden servir para alimentar de manera autónoma luz y sonido en eventos; como estaciones de carga de emergencia en carretera o para alimentar a los hogares.
Precios equitativos en cinco años
El vehículo eléctrico va camino de equiparar su precio con el de motor de combustión en pocos años. Aunque actualmente, un coche eléctrico puede ser hasta un 30% más caro, a partir del año 2026 la paridad entre un coche eléctrico y uno de gasolina ya sería posible, según un estudio realizado por BloombergNEF (BNEF).
La bajada de precio de las baterías va a ser principalmente la causa de este hecho, ya que suponen el 40% del precio de un eléctrico. En concreto, BNEF estima que se abaratarán un 58% en el año 2030 en comparación con los precios del 2020. Aunque si atendemos a todos los datos, también se prevé que, en 2030 la previsión de capacidad de fabricación de baterías a nivel mundial no será suficiente para satisfacer la demanda de la industria del automóvil.
La importancia del autoabastecimiento
Los usos de estas baterías son muy variados, pero hay que tener en cuenta que las diferencias de fabricación y de materiales utilizados en las distintas baterías eléctricas impiden el desarrollo estandarizado de procesos de reutilización o reciclaje.
La marca Tesla afirma que todas sus baterías pasarán directas a reciclaje, sin pasar por el proceso de reutilización. Un proceso que para muchas compañías es más caro que el de dar usos alternativos a la pieza, pero que tiene una ventaja importante: el autoabastecimiento.
Los elementos químicos y minerales que componen las baterías suelen importarse y van cargados de impuestos y aranceles, al mismo tiempo que están sujetos a cierta especulación bursátil como materias primas.
Muchas empresas automovilísticas no podrán asumir estos costes, por lo que pasarán a ser responsabilidad de aquellos países en los que las baterías se vayan acumulando con el tiempo. Según un estudio de IDTechEx, 7,8 millones de toneladas de baterías de vehículos llegarán cada año al final de su vida útil.
Según la normativa europea, deben ser los propios fabricantes de baterías los que deben hacerse cargo del coste de la recogida, gestión y reciclaje. Alemania ya ha anunciado que construirá una fábrica robotizada para el reciclaje de las baterías y en Noruega ya han creado otra empresa centrada en el reciclaje y la extracción de materias primas de estos elementos.
Son algunos ejemplos de la eficiencia renovable que han ejemplarizado otros países. Ahora cabe preguntarse que hará España al respecto y si las ayudas europeas van a dar el impulso que nuestro país necesita en este sentido.
