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La subida de los tipos de interés y el elevado coste empresarial

Subida tipos de interés

La política monetaria europea se está haciendo fuerte mediante el único sistema válido que tiene para ello, la subida de costes. Un endurecimiento en las facturas que nos alerta de un invierno muy frio, y no precisamente motivado por las bajas temperaturas. 

Por si la continua advertencia del Gobierno sobre el peligro que acecha no ha sido suficiente, el Banco Central Europeo realizó este mes la mayor subida de tipos de interés de la historia del euro, 0,75 puntos. Algo previsible si nos atenemos a un nivel de inflación superior al 9% en todo el espacio Schengen. 

La amenaza del invierno que viene 

La subida de los tipos de interés supone, entre otras cosas, una menor renta a favor de los ciudadanos, a la hora de hipotecarse, por ejemplo. Algo que sumado al nivel de inflación histórica que estamos viviendo resultaba inevitable. 

Además, los préstamos al consumo también serán más caros, lo que activa el pesimismo de las empresas al querer vender su producto. De hecho, la realidad es que la subida de los tipos de interés va con retraso y llega en un momento particularmente inoportuno. 

Con el invierno más complicado que se recuerda en el ámbito de la energía, el precio de los carburantes, la calefacción y la luz va a seguir subiendo de forma alarmante mientras que la capacidad para consumir cualquier otro producto va a caer por su propio peso. 

Y es que, el impacto del crecimiento y aumento del coste de la energía ha dado también pie al encarecimiento de las materias primas, que se esperaba fuera pasajera después de la pandemia pero que, ahora, va para largo. 

La competitividad de las empresas está en juego. Más allá de los costes energéticos, la carga financiera de las empresas también irá aumentando, lo que puede acarrear tanto una reducción de inversión como un menor crecimiento y empleo a corto y medio plazo. 

El termómetro de los precios industriales 

A medida que vayan aumentando los tipos de interés, las empresas pagarán cada vez más intereses, que, en parte, no se podrán deducir. En general, motivado por los precios industriales y su aumento de costes.  

Por ello, la disminución de beneficios debería llevar a que las empresas paguen menos impuesto de sociedades. Sin embargo, la limitación de gastos financieros (con limitación en nuestro país del 30% del beneficio operativo) reducirá mucho este efecto.  

El índice de precios industriales (IPI) que calcula el Instituto Nacional de Estadística, cerró el mes de julio (último con datos) con un incremento interanual superior al 40%, anticipando la subida de precios cuando estos costes se trasladen a los precios.  

Se puede pensar, en este sentido, en la subida de los salarios como elemento de ajuste. Sin embargo, un incremento de los salarios inferior a la inflación, aunque positivo para la competitividad de las empresas, reduciría la demanda interna. 

Ante un escenario tan poco esperanzador, la recesión se muestra cada vez más nítida, con un Plan nacional de ahorro energético (entre otras medidas) que promete liberar algo del peso de la responsabilidad que se cierne sobre las empresas.