La reducción de la temporalidad de los contratos de trabajo en pro de un impulso de las contrataciones fijas ha supuesto el principal logro de una reforma laboral que ya lleva en vigor más de un año, cambiando la normativa laboral en muchos sentidos.
Por ende, la normativa ha tenido un efecto reformatorio también en el peso que hasta ahora ostentaban los sindicatos, confiriéndoles más importancia si cabe, dotándolos de más representantes, pero también de mayores costes.
El trasvase de los contratos temporales
Como decimos, el espíritu con el que nacía la reforma laboral no era otro que otorgar una absoluta primacía al contrato indefinido y restringir ampliamente las posibilidades de optar por la contratación temporal.
En el último año, la conversión masiva de contratos temporales en contratos indefinidos ha tenido un impacto en las relaciones laborales dentro de las empresas de cara a reforzar la presencia de los sindicatos con más representantes de los trabajadores, sobre todo en los sectores en los que hay mucha incidencia de trabajo temporal.
Así, el trasvase de contratos temporales a ordinarios y sobre todo fijos discontinuos, está incrementando el número de representantes sindicales que tendrán que elegir las empresas. Y es que, desde inicios de 2018 hasta finales de 2021, 9 de cada 10 nuevos contratos laborales firmados eran temporales.
Por el contrario, en septiembre de 2022 los nuevos contratos fijos representaban casi el 70% de las altas laborales, y con tendencia al alza, según un reciente informe publicado por IESE Business School.
Principales logros de la reforma laboral
Si hay que destacar algunos datos que la reforma laboral ha obtenido en estos 13 meses de duración, la ocupación laboral es el mejor termómetro para evidenciarla:
Según registros del Gobierno, el número de ocupados se incrementó en el año 2022 en más de 278.900 personas, un 1,38%, hasta alcanzar los 20.463.900, el nivel más alto en cuarto trimestre desde el año 2007.
Los colectivos más beneficiados por la reforma laboral han sido las mujeres y los jóvenes, que han visto aumentar el número de contratos indefinidos, cuando anteriormente la mayoría trabajaban con contratos temporales, según UGT.
Además, durante el último año, el porcentaje de trabajadoras contrato indefinido se ha incrementado en 14%, las afiliadas con contrato indefinido a tiempo parcial han aumentado en un 32%, y las de contrato fijo discontinuo en un 95%, según el informe sindical.
Los retos que aún debe afrontar la reforma laboral
Otra de las cuestiones a valorar con el análisis de su evolución, son los desafíos que la nueva norma todavía tiene que afrontar, entre los que podemos destacar los siguientes:
- Incrementar los contratos indefinidos de jornada completa, ya que la firma de contratos de esta modalidad se ha ido reduciendo en los últimos meses de manera progresiva pese al boom que estableció la nueva normativa.
- Aumentar la estabilidad y duración de los contratos fijos, ya que, aunque la contratación ha aumentado en este sentido; la duración media de los contratos es menor a la registrada antes de la aplicación de la nueva norma.
- Renovar los convenios colectivos a través de un nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que impulse la renovación y actualización de los acuerdos laborales internos con nuevos criterios, orientaciones y recomendaciones.
- Realizar nuevas reformas sobre el despido, como uno de los principales retos de la nueva norma a la hora de revertir los aspectos más dañinos de la reforma laboral del 2012 que aún quedan pendientes, como lo relativo al despido colectivo. Un ejemplo puede ser la tendencia de usar el periodo de prueba para despedir sin coste.
