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La carrera hacia la digitalización global

Digitalización por países

Como en todo el mundo, la pandemia ha evidenciado la importancia de la digitalización en la sociedad actual. Al margen de la transformación digital de las empresas que tan clave está resultando para el futuro económico de sus países, se ha demostrado que los estamentos con un mayor grado tecnológico son capaces de mantener un funcionamiento óptimo en periodos de crisis.

El comercio electrónico o la educación a distancia han permitido salvar de la quiebra a un gran número de profesionales en su labor como productores y formadores, respectivamente. Ejemplos de que el mundo digital esta cada vez más desarrollado y que la balanza a su favor gana todo el peso posible.

Tecnología burocrática: países alineados con la digitalización

Para analizar el contexto de nuestro país en el mundo digital, el estudio que elabora cada año BBVA; DiGix, es uno de los mejores. Se trata de un índice multidimensional que pretende captar el estado de la digitalización en una selección de 99 países. Para ello, analiza hasta 19 indicadores desde tres pilares fundamentales: el suministro (infraestructura y costes), la demanda (adopción de medios digitales por parte de usuarios, gobiernos y empresas) y el ambiente institucional (regulación).

La última edición, correspondiente al estudio del año pasado, muestra una mejora global en el grado de digitalización de las economías, pero también detecta una dinámica que está partiendo el mundo en dos y que no es otra que la brecha digital, cada vez más profunda entre los países más desarrollados y los emergentes.

Países de América Latina y África están muy por detrás del resto del mundo. Casos como los de Zimbabue, Camerún, Senegal, Argelia, Nicaragua, Honduras o Bolivia; en los que la digitalización es mínima contrasta en demasía con Dinamarca, Hong Kong, Singapur, Estados Unidos y Países Bajos que se encuentran en la actualidad un paso por delante del resto de economías, con índices de digitalización por encima de los 90 puntos sobre 100.

En el caso de España, el índice actual marca los 62 puntos. Una clasificación que nos coloca en la posición 14 por detrás de las principales potencias económicas, pero con viento a nuestro favor. Según el mismo estudio, tres Comunidades Autónomas se encuentran por encima del nivel de digitalización que marca el país en su conjunto (Madrid, Cataluña y Valencia). En general, todo el territorio cuenta con una cobertura casi masiva de infraestructuras digitales capaces de aprovechar los avances tecnológicos de manera productiva.

Estonia, un caso único

Si nos fijamos en el ranking de digitalización global por continentes, los líderes son Dinamarca en Europa, Estados Unidos en América del Norte, Chile en América Latina, Hong Kong en Asia, Emiratos Árabes Unidos en Oriente Próximo y Mauricio en África. No obstante, la relación entre riqueza y digitalización no siempre es tan evidente, como demuestra el caso de Estonia.

El país báltico ocupa el puesto número 11 con 82 puntos, pero su producto interior bruto per cápita ni siquiera alcanza los 40.000 dólares, claramente por detrás del resto de países que ocupan la mitad superior de la lista. Un éxito a nivel burocrático que no es casualidad.

Estonia comenzó a apostar por la digitalización en el año 1997, cuando empezó a formar a su población para poder hacer frente a una posible desestabilización del orden internacional. Esto le hizo convertirse en 2018 en el primer país del mundo con una digitalización plena de su administración y actualmente es el país europeo más avanzado en materia de ciberseguridad.

Hoy el 99% de los trámites oficiales pueden realizarse en cualquier momento desde el portal gubernamental. Solo las operaciones inmobiliarias, casarse o divorciarse exigen una presencia física. Los estonios tan solo necesitan una conexión a Internet para votar, renovar su carné de conducir, consultar las recetas médicas, presentar reclamaciones o hacer la declaración de la renta, entre otras muchas gestiones.

Una lección de digitalización que se lleva la palma en lo que a política se refiere, ya que sus gobernantes no utilizan papel desde comienzos de siglo, con el primer ministro firmando leyes de forma digital para que entren en vigor. Además, ahorran un 2% del PIB en salarios y gastos. Si ellos han podido hacerlo, cualquiera puede ya que como han demostrado, no se trata de una cuestión de dinero ni de tamaño sino de voluntad política.