Pasar al contenido principal

Las “criptos” se consolidan gracias a la crisis

crisis guerra criptomonedas

Que las crisis globales son catalizadoras de una adopción cultural de los avances tecnológicos que repercuten de forma directa en nuestra sociedad no es algo que deba sorprendernos. Algo parecido, aunque en otro plano distinto, a lo que ocurre cuando la recuperación económica marca el ritmo de la subida de la inflación

El problema es que ahora que vislumbramos el fin de la pandemia, el conflicto bélico a las puertas de la Unión Europea supone la afectación de medio mundo debido al grado de interconexión que hemos experimentado en los últimos años. Un hecho que está beneficiando a la consolidación de las criptodivisas como un valor más seguro. 

La alternativa de los sistemas financieros descentralizados 

Desde luego, no deja de ser un nuevo reto de la digitalización, más si cabe ahora que Hacienda potenciará este año las revisiones en materia de monedas virtuales, llevando a cabo actuaciones en varios ámbitos tras el incremento en la inversión de criptoactivos. 

Pero volviendo al plano internacional, así como el confinamiento impulsó durante el año 2020 a la adopción generalizada de tecnologías que sustituyeran la operativa presencial, el bloqueo de fondos internacionales supone hoy día un arma de guerra que tiene el propósito de aislar y ejercer una presión global que pueda ser definitiva. 

Aquí es donde está entrando en juego la alternativa de los sistemas financieros descentralizados en un entorno blockchain que carece de regulación y de la posibilidad de ser intervenido. Algo que ha posibilidad la consolidación del Bitcoin, entre otro criptoactivos, como un ‘valor refugio’

Las ventajas son claras, destacando la inmediatez en su operativa o el coste de transacción y custodia que prevenga la injerencia de los gobiernos. Recordemos que en el funcionamiento de venta de criptomonedas no se conserva ningún dato personal ni se aplica la verificación de identidad de los clientes. 

La clave es que, si durante la pandemia nos hemos acostumbrado a utilizar aplicaciones tipo Skype o Team para evitar el bloqueo de nuestra actividad profesional, ¿por qué no se iba a aplicar de la misma forma el uso de “criptos” como nuevo recurso de reserva de valor monetaria? 

Nuevas propuestas regulatorias 

Es por ello que a los países les empieza a urgir aprobar un sistema regulatorio capaz de controlar la tendencia blockchain que se nos echa encima. El Consejo Europeo anunciaba a principios de años no hacer efectiva antes de 2024 la entrada en vigor del texto que regule las criptomonedas. 

No obstante, tras desechar una norma que podría haber prohibido a los servicios financieros negociar con Bitcoin y Ethereum, la Unión Europea vuelve a la carga con su propuesta regulatoria, a través del proyecto marco de Mercados de Criptoactivos (MiCA).  

Ya en 2020, durante el desarrollo de esta normativa, se propuso una enmienda que podría haber hecho ilegal que las aplicaciones y los servicios web gestionaran transacciones con monedas digitales como Bitcoin y Ethereum. 

Sin que sirva esta publicación como ánimo de inversión en criptoactivos, la interpretación de la actualidad más reciente nos señala un salto tecnológico completamente disruptivo, cuya aplicación está progresando por las ventajas de sus nuevas funcionalidades. 

Quizás la mejor adaptación en este campo sería facilitar el acceso a las mismas u ofrecer protección ante la profesionalización de los ciberdelincuentes y los diferentes riesgos que también conlleva la custodia de estos activos. 

Es posible que ya estemos, sin saberlo, en medio de una carrera oculta por parte de los Estados con el objetivo de ser los primeros en controlar esta materia. Como decimos, la adaptación vuelve a ser la clave.