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La recuperación económica marca el ritmo de la inflación

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¿Por qué siguen subiendo los precios? Aunque no debería ser sinónimo de recuperación, lo cierto es que la inflación en nuestro país está conjugando el signo de los tipos de interés mínimo con un aumento de precios generalizado.  

Aunque los salarios llevan tiempo remontando para situarse entre los países europeos con un SMI más alto, a expensas de una próxima revisión que puede marcar un nuevo techo, en España el IPC lleva meses en unos máximos que no se apreciaban desde 1992. 

La gran amenaza del poder adquisitivo 

Esta combinación de factores está resultando ser la gran amenaza del poder adquisitivo de las familias, sobre todo de aquellas que no tienen la opción de negociar sus salarios al alza o de invertir en activos de mayor riesgo que sí están ofreciendo una rentabilidad que cubra la subida de precios.  

Si miramos en el indicador salarial la evolución de los sueldos pactados de media en los convenios colectivos, que afectan cada año a más de once millones de asalariados, se observa que, en los últimos diez años, las retribuciones acordadas en la negociación colectiva han avanzado un 12,7% entre 2012 y 2021.  

Mientras tanto, en esos mismos diez años, los precios crecieron algo menos (un 10,13%). Un hecho que permitió que los salarios ganaran 2,6 puntos de poder de compra. No obstante, el repunte de la inflación desde finales de año ha afectado notablemente el margen de poder adquisitivo ganado por estos salarios. 

En concreto, el IPC medio de 2021 fue del 3,1% frente al 1,47% que avanzaron los salarios pactados en los convenios, (unos ocho millones de asalariados protegidos por la negociación colectiva) y que experimentaron una pérdida de poder de compra de 1,6 puntos, la mayor en un ejercicio en los últimos 30 años. 

Bien es cierto que el poder adquisitivo depende y mucho del comportamiento del empleo, por lo que se determina que las ganancias de las rentas salariales vienen no solo porque los sueldos suban más que los precios sino por el aumento de la ocupación. 

¿Cómo frenar la inflación sin dañar el empleo? 

Es la gran pregunta que se hacen ahora empresas y trabajadores que buscan una fórmula que termine con la sangría del poder adquisitivo sin que esto repercuta en la creación de empleo. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) la remuneración de los asalariados ha aumentado en los últimos diez años un 21,5%. 

Ahora, las voces sindicales reclaman subidas retributivas superiores al 3,7% para este año para intentar paliar la subida de una inflación que, según el gobierno, va a mantener la misma tendencia hasta mediados de año con el objetivo de que termine por debajo del 2%. 

Por su parte, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) espera cerrar un nuevo Acuerdo de Negociación Colectiva (ANC) con los sindicatos en próximas negociaciones, de cara a que dicho pacto fije las directrices salariales para los próximos tres años. 

Una recuperación más lenta por miedo a la inflación 

La subida de precios nos afecta a todos, sobre todo en el sector alimenticio, donde la subida media del sector está en el 5% a falta de conocer el dato de enero, lo que supone la mayor subida desde 2008. 

Como decimos, las previsiones apuntan a unos niveles altos de inflación durante más tiempo del previsto, pero desde el Gobierno se sigue insistiendo en la temporalidad del repunte. De momento el Banco Central Europeo ya ha endurecido su discurso respecto al comportamiento de los precios, aunque todavía no ha adelantado ninguna medida. 

El consumo de las familias es cada vez menor y la recuperación puede ser mucho más lenta que la que se espera para dar por finiquitada la pandemia. La inflación ha vuelto para quedarse, aunque confiemos que en su versión menos dañina para confirmar una recuperación total en el futuro.