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Blockchain: ¿una nueva forma de contabilidad?

Futuro Blockchain

¿Sabías que en el año 2019 se financiaron proyectos en blockchain por valor de 1.000 millones de euros? La consecuencia que ha tenido esta tecnología en las nuevas formas de establecer capital no ha dejado indiferente a nadie. 

Aunque en los últimos dos años la pandemia ha alimentado las dudas que surgen sobre su sistema de creación, bien es cierto que este mecanismo de financiación ha llegado para quedarse y con las criptomonedas como su máximo exponente: su captación de fondos persigue llegar a todos los estamentos. 

Cada vez más empresas nativas en blockchain 

Este es el punto dinamizador de su ecosistema. Las empresas que nacen con esta tecnología suponen un punto y aparte que las diferencia de las convencionales que, por otra parte, se están sumando cada vez de forma más generalizada a su entorno para crear proyectos concretos.  

De hecho, la mecánica en la concepción de estos sistemas puede ser tan simple como compleja en su ejecución. Así tenemos el ejemplo de un proyecto que emite cierta cantidad de tokens virtuales en una plataforma blockchain, cuyos potenciales inversores van a pagar a través de criptomonedas. 

Así pues, si el proyecto triunfa, las criptomonedas en las que se basó su capitalización aumentan el valor, lo que hace más fácil el retorno de la inversión. Bien es cierto que la falta de regulación unida a la facilidad de crear criptomonedas, por ejemplo, hace que existan aún demasiadas travas para ofrecer una seguridad normativa. 

¿Cómo se contabilizan los tokens? 

Definiendo los tokens como la unidad de valor que una organización crea para gobernar su modelo de negocio y dar más poder a sus usuarios para interactuar con sus productos, ¿cómo puede ser posible contabilizar este nuevo término de la economía digital? 

Sabemos que, en el momento inicial, el valor de un token es cero. En algunos casos, se trata de “unidades con personalidad disociada” del propio proyecto, algo que hace poco probable su existencia y por tanto el poder de considerarlos como acciones. 

Si que son un negocio financiero, como ha demostrado el mercado de criptos o arte digital, a través de los NFT´s, entre otros. La necesidad de un marco regulatorio toma protagonismo cuando analizamos estas realidades. 

De hecho, la norma que el mercado está demandando desde hace tiempo aún no ha tomado una forma definitoria en la Unión Europea, de cara a poder prestar servicios de criptoactivos con respaldo legal. Ahora, tras pasar por el Consejo, se acaba de retrasar la entrada en vigor efectiva del texto hasta el año 2024. 

Queda mucho por analizar, pero esta claro que una tecnología tan trasversal y con tantas posibilidades, puede estar destinada a cambiar los sistemas financieros del mundo que conocemos y por qué no, suponer una nueva regulación contable.