Tras el terremoto financiero ocasionado por la decisión de la empresa española de construcción Ferrovial de cambiar su sede e irse del país para pagar menos impuestos, el miedo a una fuga empresarial en nuestro país ha crecido de forma exponencial.
Que pueda verse de manera habitual que las grandes oportunidades de futuro estén fuera de España, es algo que se quiere evitar a toda costa y por ello, se buscan ahora las claves para que los inversores institucionales de nuestras grandes empresas dejen de ser internacionales.
Más allá de los sectores estratégicos
La constructora española, con un precio en Bolsa de 18.000 millones, ha declarado que se marchan a Países Bajos, país que ya ha dado la bienvenida a un beneficio neto que en España reportaba 285 millones de impuestos.
Pese al escudo anti-OPAS que el Gobierno prorrogaba hasta el final de 2024 referida a las ofertas extranjera para adquirir todas o la mayoría de las acciones de una compañía, avanzar en la unión de mercados de capitales en el seno de la UE puede ser el instrumento más eficaz.
Una de las consecuencias que se deriva de la marcha de Ferrovial o de las multinacionales que así lo decidan es que España perderá, además de la recaudación del Impuesto de Sociedades y de las Grandes Fortunas, a muchas personas con un alto poder adquisitivo que dejarán de pagar el IRPF y el IVA en el país.
En este sentido, desde el Banco Central Europeo (BCE) se ha lanzado un mensaje para que en el futuro las empresas no necesiten recurrir a estos movimientos, de cara a evitar que tarde o temprano otras compañías tomen el mismo camino ante la falta de instrumentos eficaces en el mercado doméstico.
Además, desde Bruselas se ha propuesto a los países un plan multimillonario de ayudas a empresas para evitar la fuga de inversiones a EEUU. La Comisión Europea urge así a los Estados miembros a pronunciarse sobre la adopción de medidas y exenciones fiscales para contrarrestar los subsidios ofrecidos por Biden.
Por todo ello, estar sujetos a políticas ortodoxas en el gasto para generar confianza en los mercados que financian al Estado y a sus empresas, es fundamental para cuidar el tejido productivo, de cara a crear empleo y garantizar el desarrollo interno.
