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España, el país europeo donde más crece el contactless

contactless pago sin contacto

Cada vez se ven menos monedas en los comercios, si acaso más billetes, pero el ostracismo al que inevitablemente se está viendo sometido el dinero en efectivo se hace patente tras unos años de pandemia que han desmarcado todo el contacto necesario entre personas desconocidas. 

Tal es así, que la tendencia entre los consumidores españoles se ha disparado hasta convertir a nuestro país en el que mas crece en este tipo de pagos. Un uso compartido donde se diferencia a la gente que prefiere utilizar la tarjeta, mayoritariamente, u otras alternativas digitales. 

La tarjeta se afianza como el método de pago preferido 

Si bien el uso del efectivo ha vuelto a subir tras un importante descenso, España se ha situado en el último año a la cabeza de la adopción del pago sin contacto con tarjeta en Europa, sólo por detrás de Reino Unido. 

De hecho, es una opción que eligen nueve de cada diez españoles en los terminales de puntos de venta físicos. España también es el país que ha experimentado el mayor crecimiento en el uso de las tarjetas “contactless” en el continente, un 10% respecto a 2020. 

Así lo destaca el 'Informe de Tendencias de Medios de Pago', de Minsait Payments que indica que la tarjeta continúa ganando terreno entre los diversos medios de pago utilizados por la población medios bancarizada en España, destacando como principales ventajas su rapidez, facilidad de uso y Comodidad frente al efectivo.  

Los consumidores españoles declaran haber utilizado hasta tres medios de pago diferentes , siendo la tarjeta la opción preferida para el 74% de la población, tanto en comercio físico como en compras online. 

Y es que ya sólo el 45% opta por el efectivo en pequeños y medianos comercios, seguido de cerca por los bares y restaurantes. España es, además, el país de Europa en el que más bancarizados declaran haber usado el pago más físico en el último mes (85%), siendo su empleo más habitual en unos puntos de venta que otros. Un hecho que nos hace volver a preguntarnos si el dinero en efectivo tiene los días contados. 

El auge del pago con el móvil 

No obstante, este informe confirma también la tendencia al uso simultáneo de varios medios de pago sin que exista previsión de abandonar ninguno a corto plazo. De cara a 2030, existe una previsión de empate técnico entre las tarjetas de pago y los pagos desde cuenta, mientras que el dinero en efectivo se sitúa como tercera opción. 

Además, continúa aumentando el porcentaje de la población que utiliza medios de pago digitales alternativos , especialmente a través del móvil, que cada vez se utiliza más para envío de dinero, pagos en comercios físicos y compras en línea (que se han disparado en todos los países ). 

El hecho de que el usuario sea cada vez más propenso a utilizar el móvil, indica que este dispositivo sigue su evolución para convertirse en la cartera, el instrumento de pago y el canal desde el que se realizarán las compras. Un “ todo en uno” que hace cada vez más imprescindible tener una mano nuestra herramienta más personalizada. 

Mientras tanto, en España continúa aumentando el uso de las aplicaciones de pago entre particulares, con Bizum a la cabeza , que ya son empleadas por el 57% de la población bancarizada, especialmente para el envío de dinero a amigos, familiares o conocidos, siendo el país donde esta operación es más frecuente (82%). 

Por otro lado, el uso del móvil para compras en comercio electrónico también sigue creciendo ( 6 de cada 10 españoles declara utilizarlo). A ello se suma el incremento de la frecuencia en compras online y el hecho de que, cada vez son más numerosos los consumidores que tienen contratado algún tipo de producto o servicio financiero con comercios físicos. 

En un momento en que los entornos físicos y digitales se entrelazan, el mundo transaccional ha hecho que la interacción continua con el consumidor, la inteligencia sobre los datos y las distintas regulaciones, conviertan al pago sin contacto en un sector clave desde el punto de vista económico y geopolítico.