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Adiós a las contraseñas convencionales

Adiós a las contraseñas

Desde que comenzó la pandemia, se ha visto como la ciberdelincuencia ha aumentado a un ritmo proporcional a la transformación social de digitalización que hemos experimentado. Unos ataques basados en la intención de obtener nuestras contraseñas, las puertas a nuestros hogares informáticos y tecnológicos.

Lo que muchos creemos que tenemos seguro y bajo llave de doble cierre, blindado y a prueba de balas, no es más que un dominio de cinco letras y tres números. En muchos casos, un simple rompecabezas para niños menores de tres años si tu apellido es hacker.

La evolución de las claves

Cada vez existen más programas que interactúan entre sí buscando robar información por la ciberdelincuencia más beligerante, por lo que los sistemas de seguridad buscan ser también más sofisticados. Un hecho que está provocando el adiós de las contraseñas convencionales.

El enunciado de caracteres mínimos que llevamos años leyendo como condición para registrarnos en cualquier cuenta de internet está llamando a su fin. Con métodos muy avanzados, incluso las contraseñas más largas y complejas han dado su brazo a torcer. No queremos poner en evidencia a aquellos que siguen usando la fecha de nacimiento, el nombre del perro o el plato preferido…

Es por ello por lo que los últimos estudios acerca de la seguridad online están llegando a la conclusión de aprovechar desde ya, las nuevas tecnologías para vías de autentificación más sencillas, seguras y rápidas. Mas que nada porque no hará falta memorizar ninguna clave, ya que estas irán ligada a una parte del cuerpo de la persona.

En el futuro podremos abrir el coche con los ojos

De la misma forma que ya existen métodos cotidianos para pagar con las tendencias tecnológicas más futuribles, las nuevas contraseñas usarán una base biométrica, con la utilización de nuestras huellas dactilares, los ojos o la voz. Cómo si fuéramos una especie de Tom Cruise en Misión Imposible, pero sin tener que arriesgar nuestra condición física cada dos por tres.

En definitiva, se trata de sistemas que ya se están viendo en los dispositivos más avanzados, como móviles o tabletas, pero que pronto también se utilizarán de forma rutinaria para acceder a las cuentas bancarias o, incluso, a la conducción de un vehículo.

Además, gracias a la Inteligencia Artificial (IA) y teniendo en cuenta sus límites, a los que todos estamos expuestos; las contraseñas también van a evolucionar junto a esta tecnología. Por ejemplo, aunque una persona envejezca, los sistemas serán capaces de seguir identificando sus rasgos físicos.

Los ciberataques aumentan un 238% durante la pandemia

Si ponemos en el papel algunos datos con los que tomar conciencia, el último y reciente informe de HP Wolf Security indica que volumen global de ciberataques ha aumentado un 238 % durante la pandemia de COVID 19.

Que el aumento del teletrabajo ha ampliado las ventanas de entrada de los hackers a los sistemas de una compañía, es una evidencia. No solo a ordenadores, sino también otros dispositivos. Con los datos que hacen a nuestro país líder en la recepción de SPAM ya debería bastar para darnos cuenta de que podemos ser un blanco fácil.

La movilidad profesional que ha hecho de los nómadas digitales un colectivo cada vez más amplio, abre la posibilidad de un futuro laboral más nítido y emocionante en nuestras relaciones personales, pero también la creación de nuevas brechas en la seguridad de estos usuarios.

Es por ello que hay que recurrir a sistemas de protección eficientes y seguros para todos los dispositivos, sobre todo si atendemos a otro dato que también recoge el informe referente a los dispositivos conectados a Internet, que habrían recibido 1,5 ataques por minuto en todo el planeta en 2020. Un mundo globalizado en el que nada se entiende sin la conectividad instantánea a la red, en la que exponemos siempre mucho más de lo que creemos.