La Unión Europea ha movido ficha para hacer frente a la crisis de los semiconductores, que recordemos tiene que ver con la producción al límite que están afrontando las fábricas de chips desde hace muchos meses y que está llevando a la escasez de productos que funcionan con esta tecnología por su alta demanda.
La Comisión Europea se ha comprometido a presentar a lo largo de este mes una propuesta que permita canalizar ayudas públicas para financiar la instalación de centros de producción de microchips en los países de la UE, ante los problemas de suministro sufridos por el mercado comunitario.
Apoyo público a la producción europea
Si algo ha caracterizado a la producción mundial de chips es su poder industrial en los países más desarrollados tecnológicamente, más Taiwán, mina de oro histórica para la fabricación barata de estos materiales que sustentan a tantos dispositivos de los que dependemos diariamente.
Según informa en su último estudio la Asociación Industrial de Semiconductores (SIA), el pequeño estado insular al este de China acapara por si solo el 22% de la producción mundial de chips. La evolución y proyección de la capacidad global de fabricación de semiconductores a lo largo de las últimas décadas sitúa a Corea del Sur como la segunda región con mayor capacidad de suministro (21%) por delante de Japón, China, EEUU o toda Europa.
El gigante asiático, no obstante, mantiene una previsión al alza ya que, según este informe, prevé dominar el mercado en 2030 con un 24% de la producción mundial. En Europa, la realidad es bien distinta, pese a la promesa de la Comisión por adaptar mejor las reglar en materia de estas ayudas.
Mucho tiene que cambiar el panorama para no depender de la importación. De momento, la propuesta europea se centrará en "fortalecer la investigación e innovación" de semiconductores en nuestro territorio. Además, promoverá el liderazgo europeo en diseño y fabricación, ya que según ha anunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se quiere mejorar las herramientas europeas “para anticiparnos a los cortes de abastecimiento y la crisis en este sector”.
Así, el objetivo de esta propuesta es expandir la producción europea de semiconductores del 10% actual al 20% en 2030, con la intención de evitar problemas de abastecimiento en el mercado comunitario, tras la escasez actual.
EEUU vs. China: un nuevo pulso
La cadena mundial de suministro ha despertado el hambre de EEUU que no se quiere quedar atrás en esta carrera. De hecho, la Administración de Biden ha puesto sobre la mesa una inyección de 50.000 millones de dólares para fomentar este sector y depender en la menor medida posible de terceros actores.
El informe de SIA prevé un deceso en la fabricación industrial de chips en EEUU hasta llegar al 10% mundial en 2030. Para que esto no ocurra, el país norteamericano ya ha conseguido que un gigante como TSMC optase por montar una planta en Arizona en 2021 y Samsung está cerrando los detalles de una instalación similar.
Ante el avance de China, Washington ha firmado también acuerdos con Japón para realizar acciones conjuntas en este campo. Ambas potencias se sitúan en el lado opuesto del tablero que Pekín, por lo que lo último que quieren es que, el predominio chino se haga efectivo, como ya ha pasado con el 5G o la producción fotovoltaica. La guerra por los semiconductores está servida.