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Los peligros del “sharenting”: cómo hacer un uso responsable

Sharenting

El orgullo parental es algo lógico, saludable e incluso admirable. Que alguien sienta satisfacción hacia sus hijos y quiera demostrarlo compartiendo pequeños extractos de la vida personal y familiar no debería ser cuestionado por nadie.

Así sería si no viviéramos en el mundo en que vivimos. Compartir la paternidad o ‘sharenting’, (cuyo término en inglés combina las palabras share y parenting) se ha convertido en un uso habitual por parte de progenitores que cuelgan imágenes o videos de sus hijos menores en las redes sociales. Una práctica que debe ser responsable y adecuada a los riesgos que entrañan las nuevas tecnologías.

Seguro que habréis escuchado estos días atrás la noticia referente a la demanda que ha interpuesto Spencer Elden, el famoso bebé de la portada de Nirvana, que considera abuso sexual su aparición en el famoso disco 30 años después. Más allá de los intereses económicos que defienden ambas partes, la autorización de la imagen de un menor para un fin comercial puede ser el mejor ejemplo de lo que comentamos, antes de que existieran las redes sociales.

La imagen del 80% de los bebes menores de 6 meses ya está en internet

Igual que hace no mucho tiempo era habitual sacar de la cartera las fotos de hijos, sobrinos o nietos para presumir de familia; el influjo de las redes sociales en todos los sectores ha provocado que se conviertan en las plataformas idóneas para publicar ese contenido.

El peligro es evidente . Cuando colgamos una imagen en internet contribuimos a alimentar la huella digital, sobre todo si acompañamos el contenido gráfico de información referente a la identidad de las personas, muchas veces menores de edad.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ofrece los datos de diferentes estudios que prueban la importancia de este asunto. La Universidad de Michigan reveló hace poco que más del 50% de los padres suben fotografías de sus hijos que podrían resultarles vergonzosas. Otro estudio en el Reino Unido pone de manifiesto que los padres habrían publicado en redes sociales un promedio de 13.000 vídeos o fotos de sus hijos de que cumpliera los 13 años, mientras que un informe de AVG alerta de que la imagen de 8 de cada 10 bebés está en Internet antes de que estos cumplan 6 meses.

Razones para un ‘sharenting’ responsable

El confinamiento por la pandemia y las vacaciones estacionales han contribuido al aumento de este tipo de contenido en la web de forma exponencial. La AEPD recomienda reflexionar antes de publicar según qué imágenes y videos. Aquí algunos ejemplos del porqué de ello:

-Los padres tienen la obligación de cuidar la imagen e intimidad de sus hijos, pero no el derecho de hacer uso arbitrario de ellas. Los menores de edad tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial.

- Puede haber distintos criterios sobre el qué y el cómo se comparten las imágenes de los menores por parte de los padres, sobre todo cuando no son pareja y se convierte en motivo de conflicto.

- Muchas veces, no somos conscientes de cómo se están difundiendo esas imágenes. No es fácil entender los cambios de gestión de privacidad de las redes sociales y a la larga, puede perjudicarnos.

- Con información precisa, nos daremos cuenta de que existen formas más seguras que otras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.

-Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen “inocente” puede contener detalles de contexto importantes como puede ser la geolocalización.

-  Al compartir las imágenes con otras personas, se asume desde fuera que es un contenido no tan privado, por lo que se puede expandir su alcance e incluso hacerlas públicas. Lo que publicamos escapa de nuestro control de inmediato.

- En base a lo anterior, compartir imágenes de otras personas sin consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos. Algo que puede llegar a comprometer la seguridad de miembros de la familia como en casos de victimización de menores.