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La Taxonomía en Europa: claves y diagnósticos

La Taxonomía en Europa

Un primer conjunto de destacadas firmas europeas ya ha superado el examen de Taxonomía, aunque no sin dudas. En la balanza está no sólo el acceso a financiamientos más sostenibles sino también su imagen corporativa.

Las empresas que no alcancen los estándares ecológicos podrían enfrentar obstáculos en conseguir créditos verdes asequibles, atraer inversionistas y esquivar problemas reglamentarios y eventuales sanciones.

En Europa, es la Taxonomía quien define qué tan ecológica es una organización. Lo analizamos.

¿Qué implica la Taxonomía?

A partir de 2021, la Taxonomía rige para las empresas bajo la directiva NFRD, expandiéndose gradualmente conforme se implemente la directiva CSRD.

Ahora deben detallar cómo de alineadas están con objetivos de mitigación y adaptación climática, evaluando potenciales actividades ecológicas y su conformidad con tres indicadores: ingresos, inversiones y gastos operativos.

Este año se espera la reportación de otros objetivos ambientales (recursos hídricos, prevención y control de la contaminación, economía circular y biodiversidad) y, para 2024, su conformidad.

Un estudio de PwC destaca la incertidumbre de las grandes empresas ante estas nuevas normativas, basándose en la información proporcionada por 852 compañías de toda Europa. Sin embargo, las empresas españolas han estado a la altura hasta ahora.

Eso sí, el desafío surgirá cuando firmas más pequeñas se vean obligadas a adaptarse, pero mientras tanto España lidera en verificación de datos. Mientras que en Europa sólo el 66% sigue las directrices de reporte de la UE, en nuestro país este porcentaje es mayor debido a las auditorías.

Retos y amenazas

Las empresas necesitan identificar a los principales responsables en finanzas, medio ambiente y operaciones, anticiparse a los plazos, reconocer la falta de habilidades en el mercado y contratar especialistas, introducir herramientas tecnológicas adecuadas y establecer sistemas de control para garantizar la precisión de la información.

Por el contrario, todas las corporaciones deben tener en cuenta que existen consecuencias por no adaptarse, ya que es crucial cumplir. La presión para otorgar financiamiento sostenible aumentará, los inversionistas lo exigirán y, con la activación de la directiva CSRD, la información de sostenibilidad se nivelará a la financiera, con sus correspondientes implicaciones en términos de supervisión y sanciones.

 

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