La estrategia de inversión a la hora de localizar acciones rentables dentro del mercado siempre se ha caracterizado por buscar valor y crecimiento, generalmente a partes iguales. La complicación de unir estos dos vectores en uno ha conducido muchas veces a tener que elegir.
Su acepción en inglés las distingue como acciones ‘value’ y acciones ‘growth’, en base a las cuales se desarrollan diferentes estrategias de inversión. Dos términos, por otro lado, que también indican diferentes características de las empresas en las que se puede especular.
Diferencias entre acciones ‘value’ y empresas ‘growth’
Lo primero que hay que saber es que las acciones value son más estables y por lo general desarrollan su negocio en sectores más maduros y con fuertes barreras de entrada. Hablamos de empresas pertenecientes a sectores defensivos como el eléctrico o dedicadas al consumo no cíclico: medicamentos, alimentación…etc.
La principal diferencia de este tipo de estrategia empresarial radica en destinar buena parte del beneficio a repartir dividendos, ya que suelen operar en mercados más saturados y con un potencial de crecimiento más limitado.
Por ello, la inversión en este tipo de compañías es la denominada ‘value investing’, que busca empresas que presentan una valoración inferior a su valor real y que por lo tanto tienen un potencial de revalorización que el inversor puede aprovechar invirtiendo a largo plazo.
Por su parte, las acciones denominadas como growth corresponde a empresas en fase de expansión y que, como su propio nombre indica, con visos a continuar creciendo en los años siguientes.
Las empresas growth suelen operar en mercados cambiantes y con mucha competencia como puede ser el sector tecnológico. Además, este tipo de compañías suelen reinvertir su beneficio en su propio negocio o en comprar otras empresas antes que repartirlo entre sus accionistas.
Conviene destacar que este tipo de compañías son especialmente atractivas en el entorno actual, (aunque suelen ser más volátiles); ya que tener crecimiento aumenta sustancialmente el atractivo relativo de este tipo de activo.
Conocimiento inversor, clave para saber dónde operar
A la hora de invertir en los mercados financieros, el inversor más individual tiene siempre la opción abierta de evaluar qué tipo de acciones son las más adecuadas y a la vez la duda de cómo seleccionarlas para que formen parte de su cartera de inversión.
En este sentido, la alternativa más fiable a la hora de seleccionar las acciones de inversión suele ser la de analizar previamente los estados financieros de las empresas y sacar conclusiones acerca de su valoración y potencial crecimiento.
El caso es que la mayoría de los inversores particulares no tienen los conocimientos suficientes para realizar por sí mismos este ejercicio, por lo que a menudo la mejor opción es optar por los fondos de inversión.
Y es que, dentro de estos podemos encontrar aquellos que invierten en acciones value y aquellos que invierten en acciones growth, por lo que se debe tener muy claro cuál es el perfil de riesgo que se está dispuesto a asumir.
Normalmente, el inversor que no quiere arriesgar mucho en la parte de renta variable de su cartera destinará un mayor porcentaje de ésta a fondos de acciones value, que normalmente tienen una menor volatilidad que los fondos de acciones growth.
Hay que tener en cuenta que, a consecuencia de la pandemia, ha surgido otras variaciones que implican no tener que optar siempre entre ‘growth’ y ‘value’, sino entre acciones cíclicas y defensivas. Es decir, entre aquellos en disrupción y los que están a salvo y entre sectores especialmente impactados por el Covid 19 y otros que han mantenido su actividad.
Según las circunstancias, en recesión los sectores más cíclicos sufren más que los defensivos y en teoría, cotizan a precios más atractivos. Lo que está claro es que para sacar el máximo potencial de revalorización tanto de las distintas acciones inversoras, es necesario tener una visión de largo plazo.
