El ‘bla, bla, bla’ que denunciaba la activista Greta Thumberg antes de la nueva cumbre del clima (COP26), que ha tenido reunidos a los principales líderes mundiales en Glasgow hasta hace unos días, es más sintomático de lo que parece.
Los avances a los que objetivamente han llegado las potencias para combatir la crisis climática permiten al menos hacer una valoración positiva del encuentro, dado el acuerdo histórico para el que se han comprometido casi 200 estados. Vamos a intentar analizar los pros y los contras de lo conseguido hasta ahora.
Contratiempos que pueden impulsar el cambio climático
Para empezar por el lado malo y focalizar las principales amenazas que está teniendo el cambio climático (un problema que nos atañe a todos), debemos conocer que los países ricos siguen sin comprometer los fondos necesarios para hacer frente a los puntos más relevantes.
El acuerdo sobre la erradicación de carbón, por ejemplo, ha ido variando por las exigencias de los países exportadores, pasando a la reducción de este material en un uso ‘no descarbonizado’ que deja la puerta abierta a seguir produciendo CO2.
Precisamente estos mercados han demostrado tener una serie de lagunas que los hacen ser no vinculantes con las medidas propuestas. Además, podemos decir que no se ha incrementado la ambición para reducir la temperatura ya que, con los actuales compromisos, aún se supera el límite marcado (1,5ºC)
Desde luego, Glasgow no es el acuerdo de emergencia prometido pero el problema principal es no saber cómo conseguir otro más ambicioso. Los intereses económicos y políticos siguen preponderando las medidas hasta que no tengan otra opción que asumir riesgos más drásticos.
La lección principal que ha dejado la COP26 ha sido la de hacer participe a la sociedad como usuarios climáticamente informados. La responsabilidad es de todos y por ello, hay que hacer extensible la gravedad del asunto también a clientes, proveedores o inversores.
Lo que está claro, es que la inversión lo es todo y si no transformamos nuestra economía en verde, no podremos hacer realidad los compromisos adoptados.
Acuerdos de la COP26
Según recoge en uno de sus últimos informes el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la temperatura global podría aumentar 2,7 grados a finales de siglo si se mantiene el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero.
Ni haberlo escuchado en todos los medios de forma repetitiva hace que seamos conscientes de que las olas de calor y los fenómenos extremos cada vez van a ser más intensos y habituales; o que los confinamientos debidos a altas concentraciones de gases contaminantes pueden estar más cerca de los esperado.
Por ello, vamos a quedarnos con lo bueno y destacar los principales acuerdos que se han firmado en este histórico encuentro que esperemos, marque el principio de una solución tangible:
- Acuerdo EEUU-China, que recupera el diálogo entre las dos principales potencias contaminantes y primeros emisores de CO₂. Sin un compromiso mínimo de ambos no es viable perseguir la meta de 1,5ºC de calentamiento global.
- Revisión de compromisos NDC a 2022. Se introduce el sentido de urgencia, reclamado desde ámbitos sociales y científicos, al situar la actualización de los planes de reducción de emisiones antes de lo previsto, en lugar de aplazarlos a 2030.
- Fin a los coches de combustión en 2035. Un acuerdo al que han llegado, de momento, unos 50 países y 6 de los principales fabricantes de automóviles.
- Compromiso voluntario de reducción del 45% de las emisiones de CO2 en 2030 y conseguir emisiones netas cero en 2050.
- Acuerdo para reducir el consumo de combustibles fósiles y algunas de sus subvenciones, de cara a apostar por la reducción de los subsidios “ineficientes” que reciben.
- Acuerdo de 100 países para reducir el 30% de las emisiones de metano antes de 2030. Aunque no se han comprometido los principales emisores, se prevé que acaben sumándose a este objetivo.
- Finanzas Verdes: Bancos, fondos y aseguradoras, con carteras de inversión de 130 billones de dólares se comprometen a descarbonizar sus carteras.
Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía, si todos los países cumplen con estos compromisos, el incremento de la temperatura se situaría en 1,8ºC, aún por encima del límite de 1,5ºC que demanda el consenso científico.
No obstante, es un comienzo prometedor que ha calado en las empresas, sobre todo, ya que han elegido en su amplia mayoría el camino de la descarbonización económica. La pregunta es: ¿llegaremos a tiempo de evitar consecuencias irreversibles?
