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Las empresas privatizadas y su calado internacional

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La entrada accionarial de Arabia Saudí en Telefónica ha sido el último y gran ejemplo de una lista de grandes empresas que el Gobierno español decidió privatizar en nuestro país y que ahora, tienen a otros estados como socios mayoritarios.

Y es que se está demostrando que los países extranjeros están sabiendo sacar partido de las empresas que debían haberse separado del sector público español para terminar siendo parcialmente propiedad de otros gobiernos.

Analizamos, de la mano de elDiario.es, como los llamados petro-estados ganan cada vez más poder en los sectores estratégicos españoles.

Historia y contrastes

En 1996, bajo la presidencia de José María Aznar, el Gobierno español presentó un plan de privatización titulado 'Programa de Modernización del Sector Público Empresarial'. Este plan marcó el comienzo de la conversión de muchas empresas estatales en entidades privadas.

El informe justificaba la privatización basándose en la creencia de que el Estado no debería tener un papel en estas empresas ya que necesitaban capital que no proviniera del sector público. Además, las leyes europeas empujaban a la liberalización de varios sectores.

Aunque la adhesión de España a la UE requería la apertura de sectores clave al capital privado, España interpretó esto como una señal para que el Estado se retirara completamente de ciertos sectores, a diferencia de países como Francia, Alemania o Italia.

Entre 1986 y 2014, el Estado vendió alrededor de 120 empresas, recaudando unos 45.000 millones de euros. Sin embargo, aquel gobierno es recordado por ser el más activo en este proceso, privatizando empresas icónicas como Endesa, Telefónica e Iberia.

Pasando los años, muchas empresas que fueron privatizadas bajo la promesa de una mayor eficiencia económica ahora cuentan con gobiernos extranjeros como inversores significativos. Por ejemplo, Telefónica podría ver a Arabia Saudí como su principal accionista, y empresas como Endesa ahora están en manos de gobiernos extranjeros, en este caso, Italia.

Falta de proteccionismo

El panorama es similar en otros sectores. Iberia, una vez un símbolo nacional, ahora forma parte del grupo británico IAG, que tiene a Qatar Airways como su principal accionista. Otras aerolíneas europeas, como Air France KLM, siguen siendo en parte propiedad de sus respectivos gobiernos.

Empresas como Seat, que alguna vez simbolizaron el desarrollo español, ahora pertenecen a grupos como Volkswagen, que tienen la inversión de otros gobiernos. Durante esos años, otras empresas notables también fueron privatizadas, y en muchos casos, entidades estatales de otros países han invertido en estas empresas.

Hoy en día, el sector público español se ha reducido a unas pocas empresas, y muchas de las que se vendieron estuvieron rodeadas de controversia, ya sea por acusaciones de corrupción o por la percepción de que se vendieron a un precio inferior al de mercado.

En resumen, el impulso privatizador de las décadas pasadas en España ha llevado a una situación en la que, aunque el Estado español ya no tiene participaciones significativas en muchas empresas, otros estados sí lo hacen. Provechoso para estas corporaciones, pero malo para la Administración.