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Bienvenidos al Internet de las cosas

Internet de las cosas

Hace tiempo que al hablar de últimas tendencias en internet y como las nuevas tecnologías nos pueden ayudar en la evolución de los sectores más estratégicos de nuestra economía, ya sea con Inteligencia Artificial (IA) o con la transformación digital que a todos nos afecta; el término Internet de las cosas (IoT) está siempre presente en el contexto.

Cada vez más fabricantes se lanzan al mercado con dispositivos orientados a una misma idea: La interconexión entre todas las cosas que pueden tener una conexión a internet con el objetivo de poder intercambiar información al instante y hacernos la vida más fácil.

¿Qué es el Internet de las cosas?

Así pues, podemos definir que Internet of Things o simplemente IoT es una red de interconexión digital entre dispositivos, personas e internet que permite el intercambio de datos entre ellos.

IoT permite que se pueda capturar información clave sobre el uso y el rendimiento de los dispositivos y los objetos para detectar patrones, hacer recomendaciones, mejorar la eficiencia y crear mejores experiencias para los usuarios.

¿Cómo funciona el Internet de las cosas?

Con un 60% de la población mundial conectada a Internet, la era de la interconexión es un hecho que, aunque intangible, está a simple vista. La ciencia-ficción que el cine nos ha mostrado durante décadas es hoy una realidad donde podemos interactuar con nuestros dispositivos más cotidianos para programar nuestra vida diaria.

¿Cuántos de nosotros no tiene su móvil conectado con otros dispositivos? Desde tecnología wearable como sistemas de audio o pulseras de actividad, hasta la conexión con electrodomésticos que te hacen la compra en remoto o te limpian la casa a la hora que programes, pasando por televisiones y aparatos tecnológicos que permiten controlar el aire acondicionado o la iluminación.

Nada escapa al control que internet puede desarrollar en cualquier dispositivo conectado a la red, siempre que estos puedan acceder a la misma para obtener información en tiempo real, como elemento imprescindible para poder realizar sus servicios.

Para explicarlo de manera más técnica, IoT funciona a través de un proceso llamado M2M (máquina a máquina) en el que dos dispositivos se comunican entre sí utilizando cualquier tipo de conectividad (cable, WiFi, Bluetooth…) Para ello es necesario unos sensores y chips específicos que están dispuestos en los dispositivos.

Gracias a la conexión a internet, estos son capaces de generar una gran cantidad de datos que llegan a una plataforma IoT que recolecta, procesa y analiza dichos datos. Al mismo tiempo, esta información va adquiriendo una relevancia para el usuario ya que, a través de ella, se pueden sacar conclusiones de los hábitos y preferencias de cada persona.

Un ejemplo lo encontramos en los dispositivos conectados en los automóviles más eficientes, capaces de detectar con suficiente antelación cualquier tipo de fallo o avería, momento en el cual, nos recomienda ir al taller más cercano. Los asistentes virtuales son otro claro ejemplo de IoT, ya que pueden interactuar con nosotros y con otros dispositivos al mismo tiempo, según nuestros gustos o nuestras dudas.

¿Cómo puede ayudar IoT en el ahorro de energía?

Según lo que hemos explicado, seguro que nos podemos imaginar que a través de la programación digital se puede ser también más eficiente en nuestras empresas y hogares para ahorrar energía y a la vez, ser más respetuoso con el medio ambiente.

Según el Worldwide Global DataSphere IoT Devices and Data Forecast para el año 2025 tendremos en torno a 41.600 millones de dispositivos conectados. Si ya podemos ver una enorme cantidad de objetos conectados en nuestra vida cotidiana, esto no va sino a convertirse en una tendencia al alza.

Es por ello por lo que debemos ser conscientes de cómo instaurar las nuevas tecnologías de la forma más sostenible posible. Si ello nos reporta un considerable ahorro energético, mejor que mejor.

IoT también se ha sumado en los últimos tiempos a este doble reto y ha demostrado que mediante la utilización de sus tecnologías se pueden reducir hasta en un 20% los costes en energía identificando los recursos malgastados y los patrones de funcionamiento.

Como decimos, a través de aplicaciones domóticas, ya es posible regular de manera automática la iluminación, encender y apagar dispositivos que no están en uso o instalar temporizadores y detectores de presencia con el fin de utilizar solo la energía que se necesita. De nosotros depende alcanzar esa eficiencia energética que esté en sintonía con una concienciación global.