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Meta y la evolución de las ‘fake news’

fake news Meta

Más allá del concepto de mera desinformación o información errónea, las `fake news’ se identifican por el contenido fraudulento, la velocidad y la amplitud de la difusión, y el formato de las noticias.  

Para que nos entendamos, una ‘fake new’ puede ser creada específicamente con el objetivo de ser engañosa y ampliamente compartida, con la intención de afectar a la opinión pública a gran escala gracias a la difusión de ciertas redes sociales, como es el caso de Meta, con Facebook a la cabeza. 

El poder de estas noticias falsas ha llegado a tal punto que han afectado procesos públicos legítimos como las últimas elecciones en Norte América y Europa del Este. Un poder que, junto al de las RRSS, toma el pulso diario de la mayor parte del contenido e información virtual sin contrastar oficialmente. 

La crisis sanitaria del Covid-19 solo ha confirmado lo que se preveía. Ante una situación alarmista, la gente cree lo que quiere creer o viceversa. Por ello, en estos dos últimos años, Meta presume de haber eliminado más de 25 millones de publicaciones falsas sobre la pandemia. 

Desinformación contra escepticismo  

Tras adoptar la política de borrar información relacionada con el coronavirus que pondría en riesgo la salud de las personas, la empresa de Mark Zuckerberg busca ahora suavizar las reglas. De hecho, ha pedido a su Junta de Supervisión que analice la forma en que abordan la desinformación para no tener que borrarla. 

Para ello, la dirección de mayor gigante social del mundo sugiere que las publicaciones podrían ser verificadas por terceros y que no habría necesidad de eliminarlas si no representan un riesgo inminente de daño. 

En el caso concreto del Covid, la situación ha evolucionado y en lugar de eliminar las noticias falsas sobre vacunas o el uso de mascarillas, la empresa propone que se etiqueten o se degraden directamente. 

La empresa dice estar "fundamentalmente comprometida con la libertad de expresión" ya que sus aplicaciones son importantes para que las personas hagan oír su voz. Por ello, confían en que poco a poco la cultura digital debe ir asociada a una coherencia presupuestada en su audiencia. 

El caso es que resolver las tensiones relacionadas entre la libertad de expresión y la seguridad no es fácil, especialmente cuando se enfrentan a desafíos rápidos y sin precedentes, como lo ha sido durante la pandemia. 

La compañía, que suele ser el reflejo de las demás, ya no busca combatir la desinformación con borrados masivos, puesto que es una guerra perdida. Solo con la pandemia, se cancelaron 25 millones de publicaciones y se eliminaron más de 3 mil cuentas, páginas o grupos dedicados a esparcir noticias falsas. 

Unas cifras irrisorias si se tiene en cuenta que Facebook tiene más de 2 mil millones de usuarios activos en todo el mundo. La desinformación se combate desde fuera, con un interés fehaciente de cada uno y a través de la búsqueda de fuentes fiables que puedan acercar lo máximo posible la realidad.