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Cuando el tamaño sí importa: la empresa de tamaño intermedio

Empresas de Tamaño Intermedio

Poco a poco, la concepción de empresa en España según su tamaño va dando cabida a diferentes clasificaciones. En parte producido por el amplio espectro que las Pymes significan en nuestro país.  

En este sentido, existe un tipo de compañía que representa la gran desconocida y olvidada; y que según cada vez más organismos especializados pueden convertirse en las grandes protagonistas del desarrollo de la economía española. 

Se trata de las Empresas de Tamaño Intermedio (ETI), denominada así desde el Círculo de Empresarios o la Fundación CRE100DO, que ven en el conocido como ‘middle-market’ británico, una oportunidad para destacar a aquellas compañías que facturan entre 50 y 500 millones de euros y emplean entre 250 y 3.000 empleados. 

Siguiendo el ejemplo de Europa 

Y es que también en otros países, como Francia o Alemania, existe desde hace tiempo esta tercera categoría que incorpora a las que se encuentran entre estos los pequeños y grandes grupos. 

En Alemania se han denominado tradicionalmente ‘Mittelstand’, y en Francia, desde hace unos años, se denominan ‘Entreprises de Taille Intermédiaire’ a aquellas empresas capaces de atraer a un gran ecosistema económico. 

El apoyo que suscitan estas compañías en diferentes países va desde el nivel institucional hasta el local, ya que ejercen una importante influencia en su entorno por la creación de empleo y por su labor social.  

Si analizamos la oficina estadística de la UE, comprobamos que la Eurostat no contempla una definición propia de ETI, lo que dificulta su análisis, conocimiento y seguimiento; ya que no aparece como un colectivo a tener en cuenta al elaborar las políticas públicas. 

Por este motivo, numerosos países consideran esencial que esto cambie, si nos atenemos al grupo SME Envoys Network, compuesto por representantes de los Estados miembros y cuya misión es la de revisar la regulación relativa a las empresas más pequeñas.  

En este sentido, España tiene, según estas organizaciones “una oportunidad única para liderar el reconocimiento de las ETI”, al asumir la Presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023 si pone su acento en el papel que estas empresas pueden desempeñar en una futura recuperación económica. 

Principales obstáculos 

Un informe realizado por la Fundación CRE100DO destaca el valor de estas compañías, que han acometido importantes procesos de crecimiento en los últimos años, reflejando un impacto muy considerable desde que empezó la pandemia. 

El problema viene porque en España, aún con numerosos programas de apoyo a las Pymes, muchas empresas dejan de ser beneficiarias cuando superan los umbrales que las limitan (hasta 250 empleados y menos de 50 millones de facturación, o menos de 43 millones de balance) y pasan a ser consideradas grandes empresas.  

Al superar esos límites, su tamaño queda muy lejos de las grandes corporaciones y, por tanto, desprovistas de cualquier ventaja administrativa y regulatoria en comparación, lo que demanda una nueva categoría donde se conozcan bien sus características. 

Así, se podrán diseñar programas de apoyo enfocados a sus necesidades específicas, no sólo con ayudas financieras, sino también en materia normativa o regulatoria con el fin de promover la innovación, la internacionalización, la atracción y retención del talento. 

Por último, y no menos importante, la clasificación por tamaño de las empresas españolas limita la competitividad de este modelo productivo, según critican desde el Círculo de Empresarios, ya que privan de generar sinergias con sus homólogas extranjeras. 

Según los cálculos de estas organizaciones, en España hay unas 3.000 ETI, de las cuales 1.800 son de matriz española y no filiales de grupos extranjeras. Números inferiores al de países de nuestro entorno (Francia tiene unas 6.000) 

Aun estando presentes en múltiples sectores, tienen mayor presencia en la industria (el 32% son ETI frente al 6% de la media nacional) y, además, están localizadas en mayor proporción en los núcleos urbanos más pequeños (el 63% de las ETI están fuera de Madrid y Barcelona, frente al 44% de las grandes).